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Entrevista a IDEA DESTROYING MUROS

"nuestra perspectiva hacia la sexualidad se sitúa en relación al contexto europeo blanco, donde las mujeres y los hombres se pueden considerar como sujetos que gozan de privilegios blancos masculinos. mientras que quien viene de los estes y los sures del mundo está sujeto a diferentes formas de feminización. por lo tanto, la creación de nuestro “ser mujeres” implica entrar en relación con estos procesos de feminización y entender cómo nos atraviesan. respecto a la piel negra, el acento extracomunitario y nuestros recursos económicos, vivimos situaciones que nos masculinizan."


ideadestroyingmuros* es un colectivo que se forma en 2005 en venecia, y hoy reside en valencia. El grupo se explica a partir de sus propias coordenadas geopolíticas y desplazamientos. en la actualidad, embisten desde valencia, trenzando redes de afectos y solidaridad. archipiélagos en lucha es una instalación de tres islas de tela suspendidas en un patio y unidas por trenzas realizadas con vestidos de mujer de segunda mano. es su último proyecto, expuesto en el centre d’études féminine et de genre de paris.

¿en qué consiste vuestra propuesta?
  
el archipiélago es la mejor manera que hemos encontrado para representar la geografía de nuestras relaciones. crecer en occidente no nos ha permitido tener ejemplos positivos de vida colectiva. nuestras experiencias personales dependen del modelo de familia patriarcal extensa, de los valores de la izquierda, de las micropolíticas étnicas de derecha, de la pertenencia a clases sociales pobres y de comunidades relacionadas con la migración italiana. son experiencias sometidas a procesos de integración orientados al consumo y al individualismo. se trata de situaciones en las que nuestra imaginación de vida colectiva, hoy, ya no coincide.
no somos islas, sino que habitamos las islas. más allá de la metáfora, han sido nuestros lugares de nacimiento y fuga. así que el archipiélago no representa para nosotras un proyecto, sino un trabajo algo más complejo: vivimos en keurgumag (casa grande, en wolof), tres pisos vecinos y dos satélites donde idiomas, ollas, vasos, mantas y almohadas se mueven constantemente. todas las noches cenamos juntos como un ritual de cuidado. estamos tratando de crear formas económicas compartidas, abandonamos la idea del “éxito individual”, nos comprometemos con y para las demás, y si se encuentra algo, es para todas. y gracias a todas. entre nosotras hay un intercambio de prácticas, herramientas y errores, que son lo que nos permite aprender.
"crecer en occidente no nos ha permitido tener ejemplos positivos de vida colectiva"

el concepto del “post-exótico” habla de estas relaciones: tránsito/residencia, pureza/contaminación, salvaje/civilizado, centro/periferia... ¿es posible pensar en ello desde esta visión de las dicotomías? ¿no se reconfiguran entre ellas?consideramos lo postexótico como una categoría cultural y económica, una idea para orientar las transformaciones de nuestras vidas.
respecto a tu pregunta, sería lo exótico lo que se construye a partir de dicotomías. lo postexótico no nace desde una oposición frontal. en cierto sentido propone una visión diferente de la frontera. en el continente, la frontera vive una dualidad que la isla, al tener como relación fronteriza aquella entre tierra y mar –o sea entre universos no homogéneos–, no tiene.
de hecho, en esta lista que aparentemente parece ser binaria, lo que se atribuye a lo postexótico no se opone a lo exótico, sino que determina un desplazamiento de visión del mundo.
la isla es exótica
el archipiélago es postexótico
el erótico es exótico
el amor es postexótico
el retraso es exótico
el tiempo es postexótico
el fatalismo es exótico
la responsabilidad es postexótica
el dinero es exótico
el valor es postexótico
los salvajes son exóticos
ser selváticas es postexótico
sufrir es exótico
resistir es postexótico
escapar es exótico
ponerse a salvo es postexótico
la transparencia es exótica
la intensidad es postexótica
yo soy exótica
nosotras somos postexóticas

se ha establecido un vínculo importante entre vuestro colectivo y la comunidad baye fall (mourides senegaleses) de valencia. en vuestros encuentros cotidianos, entre culturas heterogéneas, ¿cómo se reelabora vuestra conciencia feminista y la relación con los movimientos de lesbianas, gais, trans, bisexuales, queer e intersex (lgtbqi)?
 
occidente nos ofrece una realidad libre. esta idea es una ilusión que hace coincidir la libertad con el liberalismo construyendo relaciones superficiales, poco honestas y que empujan en pensar que todo es fácil y sustituible.
gracias a la cercanía de nuestros amigos senegaleses baye fall, tenemos la posibilidad de cuestionar nuestros privilegios y nuestras prácticas de vida y de lucha. a principios de 1900, el bayefallismo se organizó como comunidad espiritual en resistencia a la colonización francesa en senegal. en la diáspora que hoy en día los ve migrar, esta fe los mantiene unidos en las distancias y evita incorporar los valores occidentales.
nuestra perspectiva hacia la sexualidad se sitúa en relación al contexto europeo blanco, donde las mujeres y los hombres se pueden considerar como sujetos que gozan de privilegios blancos masculinos. mientras que quien viene de los estes y los sures del mundo está sujeto a diferentes formas de feminización. por lo tanto, la creación de nuestro “ser mujeres” implica entrar en relación con estos procesos de feminización y entender cómo nos atraviesan. respecto a la piel negra, el acento extracomunitario y nuestros recursos económicos, vivimos situaciones que nos masculinizan.
consideramos el blanco y negro como colores reales pero que, representando historias de opresión y resistencia, tienen la fuerza de abrir nuevos imaginarios. en nuestras prácticas cotidianas y artísticas, el “blanco” representa sobre todo una propuesta global de un proceso de blanqueamiento que este sistema trata de imponer a todas las personas subalternas, por medio de la integración cultural y económica en este modelo de desarrollo. en este contexto, el negro se convierte en uno de los colores que nos ayudan a redefinir nuestras historias en contra de esta tendencia. 


* las entrevistadas reivindican el espacio de las minúsculas “como señal de un devenir minoritario posible que empieza a partir de la estética de la frase”.

Entrevista compartida del Periódico Diagonal, publicada el 27 de Noviembre de 2014.